Enterrando a Peter Pan
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Un retrato generacional de aquellos que
no se resignan a despedir definitivamente a la juventud.
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A Ana le obsesiona la soledad. Jesús pretende
transformar sus anhelos en realidad. Amadeo sigue esperando el amor
arrebatado. Luna sueña con un hogar y una familia que certifiquen su identidad.
La juventud es el reto imposible de Mario. Susana espera, acompañada de un
Orfidal, un cambio en su vida…
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El escalador congelado nos muestra una
instantánea en la vida de un grupo de personas asomadas a ese precipicio
vital que nos indica que el camino ha terminado o que es necesario
arriesgarse, y mucho, si queremos alcanzar la meta soñada. Las cimas que
pretendimos alcanzar en la juventud pueden llegar a convertirse, en
demasiadas ocasiones, en el escenario sobre el que se representan los sueños
incumplidos. El atrevimiento del escalador que la altura congela.
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El escalador congelado es una novela sobre la insatisfacción, el
amor, los celos, la impotencia, la indignación, la frustración y la
melancolía que cada día pueden desembarcar en nuestras vidas. Un retrato
generacional de aquellos que no se resignan a despedir definitivamente a la
juventud y a asistir, en la primera bancada, al entierro de Peter Pan.
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Salvador Gutiérrez Solís (Córdoba, 1968) publicó en
1999 La novela de un novelista malaleche, que resultó finalista en el Premio Nacional de la
Crítica. En 2005, El sentimiento cautivo (finalista del Fernando Lara de novela 2003 y del Andalucía de la
Crítica 2006). En 2006, recupera al novelista malaleche en El
batallón de los perdedores. En 2007 publica la biografía Barnaby Conrad, una pasión
española, y la
tercera entrega del malaleche, Guadalajara 2006. Y dos años después, la novela El orden
de la memoria.
Me gusta la pinta de tu nueva novela. Como buena cuarentona, me siento muy identificada con la temática que planteas. Siempre digo que esta etapa vital tan compleja, es como una segunda "edad del pavo", pero con el agravante de las responsabilidades adquiridas. Al igual que hay adolescentes que llevan mejor y se les pasa antes esta fase de cambios, también hay maduritos que pasan por este periodo de crisis más solapadamente que otros. Pero nadie se libra del ineludible trance, salvo los que no viven para contarlo. Alivia poder reflexionar sobre ello. Gracias Salvador.
ResponderEliminarDe acuerdo en todo, Ester. Es una etapa muy compleja de la vida, por un lado se te pide madurez, responsabilidad, pero por otro pretendes no renunciar a tu juventud. La juventud no lo determina el DNI, es una frase que empleamos mucho, y tal vez por una realidad, aunque también puede que sea como tabla de salvación, quién sabe... Además, a nuestra generación habría que añadirle otra peculiaridad: nuestra infancia transcurrió entre dos españas completamente diferentes... pasamos de la España de Franco a la de la Movida, la democracia, la libertad... Rasgos que nos han marcado, en gran medida... En fin, espero que te guste!!! Besos
ResponderEliminarsalva