Señales, huellas, colores, formas, imágenes, materiales... En el Canal de Youtube de El escalador congelado puedes contemplar algunas de las imágenes que se describen en sus páginas.
Entrañas, raíces, extrañas, semillas, lluvia, incendios, señales, huellas, materiales.
Mis novelas nacen de una imagen, de un recuerdo, de un sabor, de una canción, de un recorte de prensa o de una frase que puedo haber escuchado en cualquier lugar. Imágenes, palabras, sonidos, que pueden entenderse como el árbol genealógico, el ADN, una especie de “padres y madres” de la novela. A pesar de que no se reconozcan en el resultado final, incluso difuminadas, desaparecidas, cenizas tras el incendio, contribuyeron a su gestación de manera decisiva. También me sirve para explicar este proceso –de construcción/destrucción/transformación- ese tan manido y recurrente ejemplo del puzzle. Cada recuerdo, cada canción, cada imagen, cada palabra o sabor es una pieza sin significado aparente, o con un significado individual, muy concreto. Señales, huellas...
Necesitan las piezas ser combinadas, ser colocadas en el lugar adecuado. En su lugar. Seguir las huellas hasta llegar a ese punto, que es este lugar.
Llamemos materiales a estas piezas –huellas, señales-. Me gusta esta definición, que me procura tacto y concreción. Que puedo manejar con los frágiles dedos de la memoria.
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